LA
PRESENTACIÓN DE LA
VIRGEN
MARÍA
Hoy queridos hermanos, nuestra Orden se alegra con la memoria de la presentación
de la Virgen, nuestra Señora, en efecto, nosotros como siervos de María, nos
gozamos cada vez que recordamos algún hecho de los que fueron haciendo de esta
gran mujer, la más bienaventurada entre todos los hombres, así lo reconoció al
decir: <<muy dichosa me llamaran todos los
pueblos, porque el poderoso ha hecho obras grandes por mi>>.
Dios la destino desde el principio y en su suprema omnisciencia sabía
muy bien que ella aceptaría la misión que le iba a ser encomendada, pero en ningún
momento condicionaría su libertad puesto que como toda creatura, la haría libre
en sus decisiones. María, aun así, sin saberse elegida por Dios, como un
elemento fundamental para llegar a la plenitud de su Plan de Salvación, desde
muy niña se presenta en el templo y se entrega para ser instruida según los
preceptos de Dios; es decir, siendo ella muy joven, tal vez de manera inconsciente
ya estaba aceptando en su vida la Voluntad Divina y por supuesto, los designios
de Dios iban marchando por buen camino.
¡Oh María! Santa Madre nuestra, gracias te damos por tu disponibilidad
total a la obra de Dios, preferiste ofrecer toda tu vida a Dios, desde tu
infancia y por ese desprendimiento que tuviste, hoy nos podemos alegrar porque
por ti, el redentor vino al mundo y nos salvó del dominio del pecado y podemos
decir con gran esperanza, al cielo iremos para vivir eternamente contigo, con
los ángeles y con toda la multitud de santos y bienaventurados, que por un
simple “fiat” tuyo, pudieron y podremos alcanzar la sublime gloria de Dios.
Por: Diego Esteban Zárate, O.S.M